Marta Cuéllar nos cuenta como desde hace más de dos meses ha asistido a la Pastoral de la Escucha en la parroquia María Rosa Mística y como este proceso ha sido vital para su vida.
La Pastoral Social de la Arquidiócesis de Ibagué, por medio del área misional, ha logrado contribuir en la salud mental y emocional de muchas personas, uno de los casos es el de Marta Cuéllar, una mujer de 66 años de edad, quien vive sola con su hermano en el sector de Arkaparaíso.
El despacho parroquial de Rosa Mística, que dio sus primeros comunicados vía “Whatsapp” sobre la iniciativa, llamo la atención de Marta, quien en ese momento estaba pasando por un momento difícil de su vida; “Uno como persona acumula cosas y llega a puntos en el que uno se siente ahogado”.
“Hace tres o cuatro años tuve una crisis de ansiedad, depresión y ataques de pánico que fue generada por muchos factores, en especial la perdida de familiares, esto fue muy fuerte para mí y como yo fumaba, entonces me levantaba y no dormía; en ocasiones uno necesita hablar con alguien, por eso acudí a la pastoral de la escucha” señala la protagonista del testimonio.
Los problemas fueron aumentando, hasta el punto de ser medicada por un psiquiatra, en la EPS, tienen atención psicológica, pero el tiempo es muy limitado, por eso Marta decidió acudir a la Pastoral de la Escucha, pues desde su primera reunión se sintió en confianza para hablar y para volver.
Marta comenta que los días viernes en la tarde siguió asistiendo al centro de escucha del sector, los primeros días pocas personas se acercaban, tal vez por pena o por miedo, pero poco se dio cuenta de que se fueron sumando más a la escucha llevada a cabo por psicólogos entre ellos a Salma Hurtado (psicóloga voluntaria de la pastoral) quien era la que llevaba su proceso.
Desde que ella empezó asistir a la pastoral de la escucha ha sentido el cambio positivo en su vida, debido a que la atención recibida por la pastoral es integral, pues realiza la función más importante: escuchar. La señora Marta no solo considera que fue escuchada por una psicóloga, sino por una amiga.
